Giovanni Boldini: el mejor pintor que
interpreta el espíritu de la segunda mitad del siglo XIX
La
Fundación Mapfre de Madrid ha organizado por la primera vez en España una
exposición dedicada al pintor italiano Giovanni Boldini(Ferrara,1842 – París,1931) que
es uno de los más influyentes y prolífico de los artistas italianos en su
generación y sus diálogos artísticos con los pintores españoles que formaron
parte de los círculos parisinos de la Belle Époque y tenían contacto con él,
entre ellos, Mariano Fortuny, Raimundo de Madrazo, Martín Rico y Joaquín
Sorolla. La muestra, titulada con el nombre Boldini
y la pintura española a finales del siglo XIX. El espíritu de una época, y
comisariada por Francesca Dini y Leyre Bozal, está siendo exhibida en las salas de exposiciones recoletos y se puede visitar
durante el 19 de septiembre del 2019 hasta el 12 de enero del 2020.
La
exposición cuenta con 124 obras artísticas de todos estos pintores que se
ofrecen por más de sesenta prestadores públicos y privados, por ejemplo, la
Galleria Nazionale d’arte Moderna de Roma, la Galleria d’arte Moderna e
Contemporánea de Ferrara, y el Museo del Prado, etc, y está dividida en dos
plantas y seis secciones. En este recorrido podemos observar la trayectoria
completa de Boldini a través de los cuadros de diferentes épocas, desde el
comienzo de su profesión en Florencia, desplegando su talento artístico con su
instalación en París, donde llegó a la cumbre de su carrera, hasta su
desembarco en Nueva York en 1897 el aquel momento ya se consideraba como un
pintor conocido y con prestigio. Además, también la exhibición contiene varias
pinturas de otros artistas españoles que residían en París en el mismo período
y cuyas obras mantienen una cierta relación explícita con las del italiano, y
todos estos recursos de arte nos recuerda esta época y contemplamos una
sociedad mundana y decadente de la segunda mitad del siglo XIX y que
finalizaría con la Primera Guerra Mundial.
Nació
en una familia artística italiana, Boldini aprendió pintar desde pequeño de su
padre que era el pintor de matriz purista que fue alumno de Tommaso Minardi y
otros maestros de su país en Ferrara a través de los cursos de pintura, y en
este proceso se influyó por la tradición académica italiana. En 1862 se fue a
la Academia de Bellas Artes de Florencia para seguir perfeccionándose, y en
esta ciudad antigua llena del ambiente artístico encontró y se unió con el
grupo de los Macchiaioli en el Caffè Michelangiolo, que eran los pintores
entregados a la representación de la realidad a base de pinceladas ágiles y
sutiles que ellos la definieron como pintura
del vero(lo verdadero, lo real), y pretendían renovar el género del retrato
desde el naturalismo romántico hacia una pintura realista a través de dotar de
las figuras más cualidades expresivas. Al mismo tiempo frecuentó a la burguesía
italiana siendo uno de sus huéspedes de sus villas y desde aquí empezó a
presentar su interés por las salones elegantes y su pomposidad de la
aristocracia y de la burguesía, mientras siguió la línea de los artistas
españoles como Velázquez y Mariano Fortuny, influyendo por el preciosismo y el
gusto decorativo de la pintura fortuniana.
Luego
viajó por Europa y estableció su residencia permanente en París
en 1871, pasó la mayoría del tiempo allí desarrollando su carrera y consiguió
el reconocimiento social como retratista trabajando para las altas clases y la
burguesía, por ejemplo, el marchante Adolphe Goupil. En esta ciudad central del
arte del mundo en la época, se convirtió al final en los más famosos
retratistas en aquel periodo y se caracterizaba por su propio estilo tras de
conocer a los impresionistas, que es una combinación de la tradición y la
innovación basado en la intuición del instante y el movimiento, realizado con
pinceladas libres, rápidas y dinámicas, pero sin perder la vista de la figura y
la expresión de retratado.
Los
personajes principales de sus retratos solían ser las mujeres bellas, elegantes
y ricas con joyas y vestidos lujosos que se utilizaban como objetos para
demostrar su pertenencia a una clase social alta, y se demostraba una feminidad
suprema, irresistible, arrebatadora a partir de estas imágenes. Igualmente
aparece a veces las figuras de los hombres serios y educados de la misma clase
para representar esta elegancia burguesa, afirmar su posición social y poder
adquisitivo. Aunque estos retratos fueron criticados por su carácter
mercantilista, era innegable que Boldini innovó este tipo de pinturas con la
entrada de la espontaneidad, eso significada excepto percibir las informaciones
superficiales y más fáciles de identificarse, nos daba una aproximación psicológica
hacia el personaje de los retratado mostrando sus movimientos mentales, es
decir, la personalidad y la mentalidad del personaje.
Excepto
los retratos, Boldini también dedicaba durante décadas a los cuadros a la moda, que eran las
pinturas delicadas con formato pequeño o mediano y con espíritu dieciochesco, y
se trataban de escenas costumbristas junto con los protagonistas que a menudo
eran las chicas jóvenes atractivas y los temas normalmente eran narraciones de
sucesos amables, sencillos y anecdóticos.
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(Boldini: 'En el banco de Bois', 1872) |
Servía
de ejemplo el cuadro 'En el banco de Bois', Berthe que era sus de sus modelos
favoritos, vestida como una princesa con su pelo marrón rizado y decorado,
sentada en el banco rodeada de flores, con la cabeza girada a un lado con una boca entreabierta y una
mirada tímida, presentó una falsa inocencia y aludió a la sensualidad. Esta
muchacha joven y deliciosa encarnaba una belleza peculiar, a medio camino entre
la picardía y el recato, además convirtió en el símbolo del bienestar de
algunas capas sociales y transmitió el optimismo y la confianza que tenía la
sociedad francesa en ese momento.
A
la vez como llevaba tantos años viviendo en la capital francesa, París, una
ciudad más moderna de ese tiempo, llegó a ser un tema importante de sus cuadros
inevitablemente. Encontramos una cantidad abundante de obras en las que
dibujaba de los mercados, los parques, las plazas, las cafeterías, la vida
nocturna, etc, estos lienzos de paisajes urbanos nos presentan cómo era la vida
cotidiana de los parisinos en los últimos 50 años del siglo XIX y la metrópoli de París en todo
su esplendor, por eso se considera como uno de los retratistas mundanos junto
con John Singer Sargent, Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga. Y también hay
muchos pintores españoles que compartían esta
especie de pinturas sobre la sociedad parisina
con Boldini, especialmente Raimundo de Madrazo y Román Ribera, cuyas obras son
afines de las del ferrarés tanto en la
similitud temáticas como en el estilo artístico.
No
obstante, la conexión entre Boldini y la pintura española de esa época no sólo
se limita en la influencia de Fortuny y el disfrute de los paisajes urbanos,
los dos tenían una relación mucho más estrecha. Como en la segunda mitad del
siglo XIX París se convirtió en la capital del arte desplazando el lugar de
Roma, muchos artistas españoles llegaron a la capital francesa como Boldini a
buscar su camino profesional estudiando en la École des Beaux-Arts o trabajando
en los talleres de los maestros, con la esperanza de llegar
a su nivel un día, y vendieron sus obras a través de marchante a los
coleccionistas del mundo, entre ellos una figura más relevante era el
estadounidense William Hood Stewart, que adquirió las colecciones más
destacados de estos artistas, e incluso estableció una amistad con ellos
documentadas por 6 dibujos, 193 cartas y 370 fotografías compiladas en un álbum
y lo podemos ver en la última sección de la exposición.
Además
de la historia similar de la carrera artística, igual que el pintor italiano,
los españoles trabajaban para la clase alta, intentaron a satisfacer el
gusto y la necesidad burguesa pintando los cuadros pequeños preciosistas, de carácter
costumbrista y amables, en las que predominan las escenas ambientadas en los
siglos XVII y XVIII, así como las escenas de interior y las de carácter
popular, anecdótico o lúdicos; llenas de
movimientos y sensación de inmediatez, aunque son cada vez más populares los
paisajes y las escenas al aire libre. Sobre todo, algunos artistas españoles
como Sorolla y Zuloaga, compartieron las ideas sobre la renovación del género
de retrato. Se especializaron en la realización de retratos delicados de la
burguesía dominante que exigió un nuevo arte para difundir sus propios valores
y que serviría como una confirmación de su poder. Partiendo de la estela dejada
por Velázquez, estos los retratistas junto con Boldini, crearon un género de
pintura que estaba en el medio camino entre la tradición y la innovación y
reflejaba el espíritu de la Belle Époque, que era un mundo mundano y que se
parecía próspero pero en la realidad ya estaba en la decadencia.
DATOS
ÚTILES.
Lugar:
Fundación Mapfre. Sala de exposiciones recoletos
Dirección:
Paseo de Recoletos, 2 (Madrid)
Web:
www.fundacionmapfre.org
Fechas:
Del 19 de septiembre de 2019 al 12 de enero de 2020
Transporte:
Metro Banco de España (L2) y Colón (L2, L5, R), Cercanías Recoletos, Autobuses
5, 14, 27, 37, 45, 53, 150.
Precio:
General 3 euros, Reducida 2 euros, y Gratuita para los lunes (excepto festivos)
de 14 a 20
Horario:
Lunes (14:00 a 20:00h), de martes a sábado (10:00 a 20:00h), domingos y
festivos (11:00-19:00h)
Visitas
guiadas: Lunes (17:30h), de martes a jueves (11:30h, 12:30h y 17:30h)
Servicio
de audioguía: Audioguía (español e inglés), Audioguía con audiodescripción
Webgrafías: